viernes, 24 de noviembre de 2017

Gastronomía Veracruzana

La gastronomía veracruzana puede dividirse en cuatro regiones, de norte a sur: la Huasteca, la región central, Sotavento (que corresponde a la cuenca del río Papaloapan) y los Tuxtlas, que los alargaríamos para incluir ahí hasta el extremo sur del estado. Esta es la segunda entidad más larga del país (sólo superada por Sonora), con 950 kms desde sus límites con Tamaulipas hasta los límites con Tabasco.



Además, hay que señalar que aunque predomina en el estado un entorno ambiental de trópico y subtropical, tiene asimismo una región en el Altiplano, donde se encuentra Perote.


Las clásicas picadas verdes de tomate, rojas de jitomate o cafés de salsa de chiles secos, se pueden degustar en muchos lugares del puerto jarocho y otras poblaciones. No llevan ninguna carne y sólo se agrega a la tortilla con la salsa cebolla picada, crema y queso espolvoreado.





En Banderilla, casi conurbada con Jalapa, son famosas sus carnitas de puerco, sobre todo los fines de semana. Se hacen deliciosos tacos con ellas.


La alargada geografía de Veracruz proporciona un arcoiris de tamales, desde los zacahuiles huastecos hasta los tamales de elote dulce con carne de puerco y salsa de chiles secos, del centro del estado. En Tuxpan los hacen similares, pero con mole y pollo, y les llaman chamitles. En Papantla hay un zacahuil aguado  que se sirve con cucharón y se acompaña con pulacles, tamales de frijol con calabaza; otros parecidos se llaman cuitones.


Por Nautla y Tecolutla hacen tamales de cazón deshebrado, que es una especie de tiburón. También los hay pintos, con ejotes, chile verde y cilantro; otros son de pipián con frijol gordo tierno y otros más los llaman xocos y llevan maíz negro con queso y panela. Asimismo cocinan la pata de mula o libro, una especie de tamal grande, en rollo sobre hoja de plátano, a base de frijol negro.


En la región central veracruzana hacen tamales de pepita y frijol y de flor de izote con cerdo. En Sotavento hay tamales de chicharrón y piloncillo. Hacia los Tuxtlas hacen mimiles o tamalitos de elote, tamales de capita con frijol, gorditas de dulce.



También hacen tecocos pintos, molotes, plátanos rellenos de cerdo con aceitunas y pasitas y hacia Huatusco cocinan chicatanas (hormigas tostadas con chile verde y manteca).


Los cocteles de mariscos veracruzanos son de los más sápidos del país. No solamente en el puerto jarocho, sino en todas las ciudades y playas, se comen deliciosos; uno de los secretos es la “salsa bruja” hecha de varios chiles en vinagre.



Al tener Veracruz casi mil kilómetros de largo, conviene destacar por regiones sus principales suculencias:


En la Huasteca acostumbran los huatapes de camarón, especie de sopa espesada con masa, el pazkal de gallina y ajonjolí, los bocoles, el palmito en escabeche, la torta de hueva con huevo y el ajocomino de pollo.


Asimismo en la Huasteca –no sólo veracruzana, sino también en la hidalguense, la potosina y la poblana- se acostumbra comer el zacahuil, tamal de muy grandes dimensiones, hasta de más de un metro de largo, guisado como la barbacoa en forma subterránea o en horno de piedra o adobe y que llega a contener hasta un cerdo completo, destazado. Una vez preparada la masa de maíz -que no va molida, sino martajada en pequeñísimos gránulos- se coloca en hojas de plátano o de papatla dentro de un recipiente hecho a propósito y se rellena con el animal en trozos previamente adobado con salsa colorada de chiles secos y así se mete al horno.

Todo este panorama son apenas ejemplos aislados de la riqueza gastronómica veracruzana.

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